UNA ABUELA QUE REPARTÍA POESÍA

 

Ya hace algún tiempo, en la esquina de la calle Martín Alonso Pinzón y la avenida Colón, en la comuna de Las Condes (en Santiago de Chile), esté el día nublado o lleno de sol, una amable abuela se dirigía a los transeúntes para invitarlos a leer sus versos, los que ella entregaba a cambio de unos pesos, los que cada quien quisiera y pudiera dar.

Se trataba de Lucía Stöwhas, autora de algunos libros (Sencillamente así, Sin antifaz), una abuela que al repartir sus poemas conseguía hacer sonreír hasta a los más apresurados, atareados y preocupados que se cruzaban por su camino, quienes tenían la bonita sorpresa de encontrarse con la poesía mientras caminan por la gran ciudad

 

Éste es uno de sus poemas:

 

PIRUETAS

 

Ven a jugar, abuelita

-me haces reír con tus cosas-,

y trae mi payasito

tejido con restos de lana-.

La besa y le dice: Te quiero,

abuelita, ¡hasta mañana!

Alegres payaso y niña…

los dos en la misma cama.

Pasan muy pronto los años…

¡Cómo ha crecido Camila!

Con vestido rosa y lila

está linda y soñadora,

y corresponde graciosa

al joven que la enamora.

Pasa corriendo y no mira

a la figura encorvada

que se encuentra silenciosa

pensando que no hace nada…

Pero la abuela, que añora

que le digan que la quieren

-que hace reír con sus cosas-,

Deja la mecedora,

busca al payaso de lana,

lo mira triste y lo increpa:

“¡Dejaste de hacer piruetas!”