ORIENTACIÓN PARA ABUELOS Y PADRES
   

Marisol Delgado Artime

PARA LAS ABUELAS Y LOS ABUELOS

  • Escuchen las inquietudes y aconséjenles en caso de que se los pidan. Sólo la presencia física en esos primeros días es un regalo muy grande.

  • Eviten la tentación de hacer el papel de padres/madres. Los buenos abuelos, las buenas abuelas deben tener siempre muy en cuenta que su papel no implica tener una segunda oportunidad para ser padres o madres.

 

  • Lo que necesitan, tanto ustedes  como su nieto o nieta, es tener un espacio para darse tiempo y dedicación. Por ejemplo, cantarle canciones de cuna, compartir historias, leer un cuento, escuchar música mientras se pasea, aunque apenas tenga unas semanas de nacido/a.

  • No descalifiquen ni contradigan a los padres y a las madres delante de los/as niños/as. Desde luego los mejores abuelos, las mejores abuelas no son los/as que consuelan a su nieto/a con dulces después que su madres o su padre le han reñido, sino que los/as que son capaces de decirle: "Agradéceles que te llamen la atención, pues con eso corrigen tus defectos y te ayudan a ser mejor".

  • Eviten comparaciones: "Mi hijo dormía boca abajo toda la noche". Al comparar, el mensaje que se puede recibir es: "no lo estoy haciendo bien". En cambio, no dejen de animarlos/as diciéndoles que están haciendo una buena labor.

  • Prohíban lo mismo y permitan lo mismo, para que los/as niños/as no tengan dualidades. Respeten los sentimientos y las reglas de los nuevos padres. Es preferible que se hable con honestidad si hay diferencias.

  • Consientan a los nietos y a las nietas y sean tolerantes con ellos y con ellas, sin excesos, sin poner en crisis la autoridad de sus hijos e hijas.

  • Ustedes también tienen necesidad de relacionarse con personas de su misma edad, compartir con ellas, realizar proyectos, y esto no pueden lograrlo si deben dedicar su vida al cuidado de la familia, cosa que ya hicieron cuando fueron padres y madres.

PARA LAS MADRES Y LOS PADRES

 Hoy se habla mucho desde el punto de vista médico del ''síndrome de la abuela esclava''. Es posible que eso suceda porque las abuelas siguen teniendo el mismo espíritu maternal de cuándo eran madres y creen que tienen más conocimientos que sus hijos e hijas. En cambio, debido a la edad, les cuesta más recuperarse del esfuerzo físico. También, en algunas ocasiones, el abuelo puede ser el gran ausente en esta tarea ya que, debido a defectos de otras épocas, ha dejado todo el referente del hogar a su mujer y se inhibe totalmente de ayudar. A la hora de hablar de ayudas, es mejor utilizar la palabra compartir. Compartir a los/as hijos/as. Compartir a los/as nietos/as. Por lo tanto, compartir el trabajo. Las abuelas han de saber pedir ayuda a tiempo, antes de que por agotamiento no puedan hacer nada más. Y los hijos e hijas jóvenes, que necesitan de la abuela, tienen que estar más atentos al peligro de quedarse sin ella.

  • Llegar a  acuerdos con los abuelos y con las abuelas sobre las reglas y patrones de conducta que quieren para sus niños y niñas. Mantener una buena comunicación entre abuelos/as e hijos/as, sabiendo pasar por alto pequeñas banalidades, distinguiendo lo que es esencial de lo que es accesorio.

  • Procurar buscar momentos de relación entre abuelas/os y sus nietas/os, en el caso de que por cuestiones de lejanía geográfica u horarios laborables imposibles, esta cuestión se haga más difícil.

  • Recordar que casi siempre lo hacen lo mejor que saben y pueden. Por eso, sobran las críticas, máxime las que se les hacen delante de los/as nietos/as. Expresiones como: "¿por qué le has comprado chucherías?" o "ya sabes que tiene que comer de todo y no sólo pasta" tienden a devaluarles y a que los/as nietos/as se "crezcan" cuando están con ellos/as.

  • Entender que los abuelos y las abuelas ya no manejan criterios educativos estrictos, son particularmente laxos/as y es difícil que cambien. Sin embargo, es aconsejable pedirles que les comuniquen las cosas, que no hagan nada a escondidas ni alianzas con los/as niños/as a espaldas de ellos/as.

  • Por último, si tenemos la suerte de que nuestros propios padres y madres ejerzan de abuelos/as y nos ayuden en la crianza de los/as hijos/as, debemos transmitirles confianza y gratitud, dos actitudes que no se suelen tener en cuenta, como si ellos estuvieran obligados/as a desempeñar este ejercicio.

Expresamos nuestro agradecimiento a Marisol Delgado Artime por su cooperación con este artículo.

Ella, como psicóloga y master en clínica y salud, es terapeuta y conferencista.