CÁPSULAS MOTIVACIONALES

 

El libro que lleva este título se editó por primera vez en México en agosto de 1988. Su autor es Abelardo Cruz Beauregard, quien buscó, a través de esas páginas, infundir ideas positivas en los lectores, animarlos a reconocer sus fallas y superarlas. Las historias que se relata en el libro son el resultado tanto de la experiencia de Abelardo y su familia como del aporte de participantes de los cursos de oratoria que él impartió por muchos años. Por su sencillez y, al mismo tiempo, su valor, en SerAbuelos queremos compartir con ustedes a partir de ahora, mes a mes, algunas de estas cápsulas.

 

 

VIVA CON ACTITUDES POSITIVAS

 

En cierta ocasión, paseaba un niño por el bosque. Contento y alegre cantaba y jugaba. Súbitamente, interrumpió su canto al escuchar en la lejanía una vocecita infantil.

 

Animado por su descubrimiento, gritó en esa dirección: “¡Hola! ¿Quién eres?”. A lo lejos escuchó: “¡Hola! ¿Quién eres?”. Extrañado por el suceso y un poco molesto, gritó: “¡Eres un niño grosero!”. Instantes después, recibió la misma respuesta.

 

Más tarde, el niño volvió a su hogar y le contó a su madre que había un niño grosero en el bosque. La madre comprendió de qué se trataba, y repuso: “Ve al bosque y háblale al niño amablemente; verás cómo también te contesta así”.

 

El niño regresó al bosque y gritó con fuerza: “¡Eres un niño bueno!”. La contestación del eco fue: “¡Eres un niño bueno!”.

 

“¡Yo te quiero!”, volvió a gritar, animado, el pequeño. A lo que el eco fiel contestó: “¡Yo te quiero!”.

 

La historia del eco es parecida a la vida. Brindemos una sonrisa amable y otra similar se reflejará hacia nosotros.

 

Recordemos las palabras de Teckaray: “El mundo es un espejo que refleja el valor de nuestros propios pensamientos”.

EL MIEDO ES LA MUERTE

Un día, según una vieja narración popular, la peste iba rápidamente hacia Bagdad, cuando alcanzó la caravana de un beduino.

 

“¿Por qué –pregunta el jefe árabe- tienes tanta prisa por llegar a Bagdad?”.

-“Para cobrar 5.000 vidas”, replica la peste.

Al regreso de Bagdad, la peste alcanza de nuevo a la caravana.

-“¡Me engañaste!”, dice el jefe encolerizado. “En lugar de 5.000 te llevaste 50.000 vidas”.

-“¡No!”, exclama la peste. “Cinco mil y ni una más. Fue el miedo el que mató al resto”-.

 

 

Actualmente el temor está causando un daño incalculable. El miedo de ser incomprendido, criticado, perjudicado, mantiene en silencio a muchos, cuyas voces deberían ser escuchadas. Ellos se convierten, por lo tanto, en colaboradores de las fuerzas de la destrucción. Millones de personas pueden morir porque los pocos que tienen talento, aunque con capacidad y poder para salvarlos, se hacen impotentes ante el miedo.

Estos días, en los que la crisis económica mundial y sus efectos en la vida de cada uno son los temas que no faltan en las conversaciones, vale la pena recordar que el temeroso no llega a ninguna parte. El temor paraliza, no deja avanzar. Nubla la vista, no dejar ver el camino.

 

Desde SerAbuelos los invitamos a confiar. A dejar de lado las conversaciones tristes y negativas, y ocupar ese tiempo en buscar soluciones. Sea cual sea la situación por la que se esté pasando, es bueno tener la convicción de que será para algo mejor. Trabajar, poner los medios humanos necesarios para superar los obstáculos, y el resto dejárselo a Dios. La fe es el mejor antídoto para el miedo.