DECÁLOGO DE DERECHOS DE LOS

NIÑOS A ESCUCHAR CUENTOS

 

         

Las abuelas y los abuelos cuentacuentos de la Biblioteca de Euforión (Argentina) son jubilados amantes de la lectura y muy conocedores de la literatura clásica que narran cuentos a niños en escuelas y hospitales, con el objetivo de fomentar la lectura entre quienes no tienen un fácil acceso a los libros, con la premisa de que “a leer también se aprende escuchando”.

 Ellos han redactado este bonito e interesante decálogo: 

 

  1. Todo niño, sin distinción de raza, idioma o religión, tiene derecho a escuchar los más hermosos cuentos de la tradición oral de los pueblos, especialmente aquellos que estimulen su imaginación y su capacidad crítica.

  2. Todo niño tiene pleno derecho a exigir que sus padres le cuenten cuentos a cualquier hora del día. Aquellos padres que sean sorprendidos negándose a contar un cuento a un niño, no sólo incurren en un grave delito de omisión culposa, sino que se están autocondenando a que sus hijos jamás vuelvan a pedir otro cuento.

  3. Todo niño que por una u otra razón no tenga a nadie que le cuente cuentos, tiene absoluto derecho a pedir al adulto de su preferencia que se los cuente, siempre y cuando éste demuestre que lo hace con amor y ternura, que es como se cuentan los cuentos.

  4. Todo niño tiene derecho a escuchar cuentos sentado en las rodillas de sus abuelos. Aquellos que tengan vivos a sus cuatro abuelos podrán cederlos a otros niños que, por diversas razones, no tengan abuelos que se los cuenten. Del mismo modo, aquellos abuelos que carezcan de nietos están en libertad de acudir a escuelas, parques y otros lugares de concentración infantil donde, con entera libertad, podrán contar cuantos cuentos quieran.

  5. Todo niño está en el derecho de saber quiénes son Hans Christian Andersen, los hermanos Grimm, Emilio Salgari, Roald Dahl, Michael Ende, Conrado Nalé Roxlo, Horacio Quiroga, Graciela Montes, Gustavo Roldan, Laura Devetach, Graciela Cabal, Elsa Borneman, José Murillo, Syria Poletti, María Elena Walsh, Silvia Schujer, Ema Wolf, Ana María Shua y muchos otros. Las personas adultas están en la obligación de poner al alcance de los niños todos los libros, cuentos y poemas de estos autores.

  6. Todo niño goza a plenitud del derecho a conocer las fábulas, mitos y leyendas de la tradición oral de su país. Tiene perfecto derecho a interesarse por los relatos indígenas y cuentos folklóricos, así como en toda aquella literatura creada por el pueblo.

  7. El niño tiene derecho a inventar y contar sus propios cuentos, así como a modificar los ya existentes creando su propia versión. En aquellos casos de niños muy influidos por la televisión, sus padres están en la obligación de descontaminarlos conduciéndolos por los caminos de la imaginación de la mano de un buen libro de cuentos infantiles.

  8. El niño tiene derecho a exigir cuentos nuevos. Los adultos están en la obligación de nutrirse permanentemente de nuevos relatos, propios o no, con o sin reyes, largos o cortos. Lo único obligatorio es que éstos sean hermosos e interesantes.

  9. El niño siempre tiene derecho a pedir otro cuento y a pedir que le cuenten un millón de veces el mismo cuento.

  10. Todo niño, por último, tiene derecho a crecer acompañado de las aventuras de Sandokan, de la sopita de avena de Dailan Kifki, de la escuela de las hadas, de las historias del sapo, de la señora planchita, de lo difícil que es enseñarle a tejer al gato, del colorín colorado y del inmortal "había una vez...", palabra mágica que abre las puertas de la imaginación en la ruta hacia los sueños más hermosos de la niñez.