ABUELOS A DISTANCIA:

QUÉ PUEDEN HACER LOS PADRES

 

   

Actualmente son muchísimos los casos de abuelos que viven lejos de sus nietos, a veces tan lejos que pueden pasar años antes de volver a verse; incluso algunos niños nacen en lugares muy distantes de donde viven sus abuelos. Esta distancia necesariamente afecta la solidez del vínculo entre esas dos generaciones y aunque las acciones que se requiere para mantener el lazo las realizarán fundamentalmente abuelos y nietos, son los padres los principales responsables de trabajar por ello.

Muchos padres pueden no estar conscientes de lo que sus hijos pierden al no tener  presentes a sus abuelos. Es importante, entonces, que en primer lugar se percaten de que las figuras de la abuela y el abuelo marcan una diferencia en la vida de todo niño. Los abuelos son los portadores de la historia, la cultura, las tradiciones y costumbres familiares y del país de origen. Además, son un apoyo firme para el desarrollo personal y emocional de los niños.

Por lo anterior, los padres no pueden simplemente esperar a que el afán por estar en contacto surja espontáneamente. Es probable que el mayor interés en establecer y cuidar la relación a distancia provenga de los abuelos, mientras que es más difícil que los nietos tomen la iniciativa, sobre todo si se trata de niños pequeños que han vivido poco tiempo cerca de sus abuelos. Es probable también que estos esfuerzos por no perder contacto sean mayores y más frecuentes durante el primer tiempo de separación, pero si no se tiene la convicción consciente de que ese contacto es vital, la relación puede ir enfriándose a medida que el tiempo pasa. Así, debe ser una misión diaria y permanente de los padres implicar a los abuelos en la vida de sus hijos.

Si bien es cierto que una relación a distancia es difícil de cultivar, hay mucho que se puede hacer para que el contacto sea cotidiano y afectuoso, aunque el estar uno a uno y cara a cara para compartir sea sólo una ilusión que un día, pronto o no, se haga realidad. Mientras tanto, las comunicaciones de siempre y las nuevas tecnologías son los mejores aliados para:

Celebrar y establecer fechas especiales: Es muy importante hacer que los niños contacten a sus abuelos (por teléfono, correo tradicional, chat, e-mail o fax) en fechas clave: los cumpleaños de cada abuelo, los santos, su aniversario de bodas, Navidad, etc. Y, al mismo tiempo, preocuparse de que los abuelos puedan hablar con sus nietos en esos días especiales (los obvios, como los cumpleaños, y también otros que sirvan como pretexto: el primer día de clases, el día de una competencia escolar o deportiva, el día de la presentación del coro en el que alguno participa, etc., para lo cual los padres deben mantener informados a los abuelos de estas actividades de los nietos, por lo menos de las que son más relevantes para ellos), llamando los mismos padres o indicando a los abuelos la hora a la que pueden llamar –sobre todo cuando hay diferencias horarias entre países-, para que la llamada no se haga justo cuando que el niño está en el colegio, o está durmiendo, o salió a pasear…

Enviar fotografías: Usando lo más fácil y práctico, el correo electrónico, si es que los abuelos tienen acceso a Internet. Gracias a la fotografía digital, los padres pueden sacar fotos de sus hijos tanto en su vida diaria como en ocasiones festivas. Los abuelos agradecerán ver a sus nietos en sus actividades cotidianas: jugando, haciendo tareas, un día cualquiera… de esa manera, sentirán que no se han perdido esas semanas, meses o años de su crecimiento. Aunque lo más común será que los padres envíen fotos de sus hijos, también es una buena idea invitar a los abuelos a que manden fotos suyas: sus nietos se alegrarán de verlos y así no dejarán de recordarlos. Finalmente, no todas las fotos tienen que ser personales; los padres pueden animar a los niños a compartir lo que hacen día a día a través de esas imágenes: que saquen fotos a sus mascotas, a los títeres de la función que prepararon, a los patines que les regalaron, a la torre que construyeron con sus bloques de plástico, al avance del rompecabezas de mil piezas que tanto les ha costado armar… y que las envíen junto con una nota contando de qué se trata.

Enviar regalos: Abuelos y nietos pueden sentirse más cerca si intercambian regalos por correo tradicional. No tiene que ser algo caro (unos caramelos bastan) y es incluso mejor si no es comprado y es original y único por eso mismo (un dibujo, una tarjeta, las primeras hojas caídas en el otoño, una grabación de audio o video, algo tejido por la abuela, un cuento escrito por el abuelo, algún objeto de recuerdo).

Hablar siempre que se pueda: Ya sea por teléfono o a través de la computadora (por chat o por sistemas de llamadas gratuitas). Aparte de en fechas especiales, los padres pueden hacer que los niños hablen con sus abuelos sobre algo que les pasó en el colegio, un logro que obtuvieron, una alegría o una pena, una duda sobre una tarea, el libro que están leyendo, la película que vieron, algún nuevo pasatiempo… lo importante es que compartiendo esos detalles cotidianos, estén al tanto de sus vidas. Con el tiempo, hasta podría ser que los nietos lleguen a considerar a sus abuelos como sus confidentes y parta de ellos el interés por conversar y sentirse así comprendidos y apoyados. Aprovechando la tecnología, mejor aún si nietos y abuelos instalan una cámara web y pueden verse mientras hablan.

 Aunque por los múltiples quehaceres, preocupaciones y responsabilidades que tienen los padres pueden sentir que no hay tiempo para ocuparse de fomentar esta relación a distancia, deben saber que la dedicación que inviertan en ello se la agradecerán sus hijos por siempre.

 Y cuando llegue el día de verse en persona nuevamente, abuelos y nietos no se sentirán extraños, disfrutarán con intensidad el tiempo que pasen juntos y los recuerdos que atesoren les servirán de reserva por mucho tiempo más, hasta volver a encontrarse.