ABUELOS QUE CUIDAN A SUS NIETOS
 

María Eugenia tiene 64 años. Su hija, de 35, sale todos los días a trabajar a las 8 de la mañana y no regresa antes de las 7 de la tarde. Su yerno vuelve a casa después. Durante esas casi doce horas, María Eugenia se hace cargo de sus nietos, Alejandra, de 4 años, y Pablo, de 1 año y medio. De lunes a viernes, como un trabajo fijo, se dedica a cuidarlos mientras sus padres no están.

 

 

A fines de marzo de 2007 se celebró en Madrid el I Congreso de Abuelos en Marcha, en el que expertos de diversas universidades españolas analizaron los resultados de la más reciente encuesta de Condiciones de Vida de las Personas Mayores (llevada a cabo por el Instituto de Mayores y Servicios Sociales del Gobierno de España). Entre otros datos, se dio a conocer que el 70% de las mujeres mayores de 65 años ha cuidado años atrás a sus nietos o los cuidan en la actualidad, y del 22% de las mujeres que los cuidan ahora, casi la mitad lo hace a diario.

A pesar de que no se cuenta con información similar sobre la situación en Latinoamérica, se puede afirmar que la tendencia se manifiesta con claridad. En este tiempo en el que, cada vez más, ambos padres trabajan y por lo general lo hacen a jornada completa, las características de la vida de abuelas y abuelos y la relación con sus nietos están cambiando. Ya no se trata de visitas de fin de semana o en ocasiones especiales, sino que los abuelos están siendo partícipes de la vida cotidiana de sus nietos: los cuidan hasta que llegan sus padres del trabajo, se ocupan de ellos cuando están enfermos, los llevan y recogen de la guardería, les dan de comer y juegan con ellos. Las abuelas, maternas en su mayoría, están supliendo la escasez de ayudas institucionales a las familias jóvenes y la incompatibilidad de horarios entre el trabajo y la crianza de los hijos.

Si bien tanto la encuesta efectuada en España como la experiencia y la observación indican que los abuelos realizan esta labor con gusto y los padres están muy agradecidos por esa ayuda, esta nueva figura de relación entre tres generaciones no está exenta de conflictos potenciales que pueden prevenirse si se aborda con confianza ciertos temas:

  • Las limitaciones de los abuelos: cuidar a un niño activo todos los días de la semana puede ser agotador, y es importante que los abuelos no descuiden su salud y atiendan a su necesidad de descanso. Compartir la labor del cuidado de los nietos con otras personas sería lo aconsejable.

  • Los intereses de los abuelos: por más grande que sea el cariño que sientan por sus nietos, las abuelas y los abuelos no pueden dejar de lado su vida propia y el disfrute de su tiempo libre. Igual que en el punto anterior, lo más sano sería que la ayuda en el cuidado de los niños se diera a tiempo parcial (sólo algunas horas al día o sólo algunos días a la semana).

  •  La labor de los abuelos: si antes, cuando los abuelos compartían con sus nietos sólo de vez en cuando, podían darse el lujo de simplemente mimarlos y concederles algunos caprichos, hoy son una pieza clave en su educación, por lo que es fundamental ponerse de acuerdo con los padres en cuestiones básicas de disciplina, alimentación, seguridad, horarios y juegos.

  • El rol de los abuelos: en muchos casos el tiempo que los abuelos pasan con sus nietos es mayor que el que pasan éstos con sus propios padres.  Esto puede derivar en que los abuelos, inconscientemente, impongan su forma de educar, que en ocasiones puede contradecirse con los hábitos educacionales de los nuevos padres; por eso, es importante que no olviden que si bien en su misión está transmitir valores, dar apoyo y consejo, no deben convertirse en unos “segundos padres”, pues ello puede confundir al niño en sus relaciones de autoridad con los mayores.

«Estoy disfrutando en mis nietos todo lo que me perdí de mis hijos», dice María Eugenia, quien de joven también dejó a sus hijos a cargo de otras personas para poder trabajar, mientras pone para Pablito el CD de Canciones de Barney en el equipo de música que tuvo que aprender a usar.